miércoles, 5 de febrero de 2020


"El rol del facilitador para abordar el enfoque de las nuevas masculinidades"

Sergio José Hernández Briceño

Metodológicamente resulta una apuesta social clave la selección no solo de un adecuado perfil profesional sino también personal para hombres que asumen la facilitación de los procesos en nuevas masculinidades. Existen muchos factores que de forma constante ejercen presión sobre las personas que deciden incursionar y dedicarse a estos grupos de hombres para ser factor clave en la gesta por nuevos procesos de cambios.

Hombres en formación sobre nuevas masculinidades
Dentro de los factores que indican las capacidades y habilidades de quienes asumen este tipo de compromiso social de género y masculinidad, destaca en primera instancia un compromiso político hacia la equidad de género, un sentido coherente del accionar del facilitador de estos procesos hacia los preceptos que promueve en sus roles de promotor comunitario, habilidades empáticas, escucha activa, capacidad reflexiva in situ y sensibilidad ante la emisión de mensajes o códigos que no parten hacia una reflexión profunda, interpretación del entorno o el ambiente inmediato del grupo participante en los espacios formativos y vivenciales.


Hombres que integran los equipos técnicos de las organizaciones e instancias promotoras de estos procesos a nivel nacional, han adquirido a partir de su involucramiento en la formación conocimientos que le permitirán modificar sus actitudes, aptitudes y conductas, todo en función de aportar en aminorar, las causas y efectos de la VBG aportando de esta forma a un entorno amigable y seguro.

Desde la opinión de este grupo de hombres la información asimilada en función de la desconstrucción de masculinidades hegemónicas, incluye un grado de sensibilización y concientización sobre los derechos de las mujeres y promueven los compromisos de cada hombre para aportar desde su formación al bienestar personal, familiar y social.

Los compromisos sociales demandan la elaboración y cumplimiento de metas inteligentes para aplicar sus conocimientos adquiridos y concretizar cambios en las formas de pensar, sentir y actuar, debiendo para ello desplazar el modelo clásico y hegemónico de la masculinidad.

Se trata de flexibilizar las identidades masculinas desde espacios reflexivos en función de los aspectos positivos que incluyen las mismas y el reconocimiento de los costos que tiene asumir modelos clásicos de las masculinidades asignadas, los hombres deben reconocer la necesidad de desaprender para incorporar nuevos saberes y prácticas, aportando así a una cultura de paz.

Rechazando la violencia hacia las mujeres
Según la experiencia de actores claves con trayectoria en el trabajo con hombres, es estratégico promover la transversalización del enfoque de nuevas masculinidades hacia cada escenario laboral y persona, asi lograra ser dimensionada su importancia para cada escenario posible en la familia, comunidad. Claro está que la información aporta en la elaboración de mayores argumentos para abrir debates acerca de los mitos, creencias y otros elementos presentes en el imaginario social que normalizan la discriminación y violencia hacia las mujeres.


Patrick Wesh en su obra: “El significado de ser hombre”, hace mención de la importancia que tiene el grado académico y la edad del facilitador que asuma estos procesos. Sin embargo también se aclara el hecho de no menospreciar a las personas jóvenes que asumen este tipo de compromiso con sí mismos y con sus pares. Por ejemplo al abordar el tema de la paternidad responsable, una persona joven puede abordarlo desde su rol de hijo y no necesariamente de padre (en caso de no tener hijas/os).

Por otro lado, la experiencia en el trabajo comunitario con hombres, evidencia el hecho de que los mensajes y las acciones de concientización realizadas a forma de réplicas y entre los mismos actores comunitarios, genera resultados positivos, al grado de prever sostenibilidad comunitaria, más allá incluso de los grados académicos que los hombres ostenten.

De esta forma la transmisión y aceptación de un mensaje que insta a la no violencia puede ser escuchado y aceptado con mayor disposición, debido a que se genera una especie de confrontación entre emisores y receptores que en sinergia están tratando de hacer frente a un sistema que no les permite dimensionar las consecuencias de su accionar en los ámbitos individuales, familiares y comunitarios.

Los comunitarios seleccionados para realizar replicas en sus comunidades acerca de la necesidad de no ejercer violencia, ni justificarla, logran sentir que están en una etapa de sus vidas en donde requieren su mayor disposición para ser el referente positivo y de cambio para muchos hombres y familias de su comunidad. Así lo expresa el señor Natividad Reyes.

 “Esto de compartir con otros hombres no es sencillo, es como dar los primeros pasos en algo que nos convenía ignorar, es prácticamente empezar de nuevo y con muchas críticas, pero luego te das cuenta que cambias no por los demás, sino por ti y claro por tu familia” (Reyes, 2018)

Una sociedad que no promueve el desaprender desde lo hegemónico como algo favorable para la comunidad misma, generalmente sabrá encontrar diversas formas para predisponer a otros hombres que tratan de sumarse al cambio positivo. Por ello las risas, los comentarios despectivos y los propios señalamientos es algo común para los hombres que deciden integrarse como oyentes y promotores de igualdad, derecho y equidad entre las mujeres y los hombres.

3 comentarios:

  1. Excelente artículo. Los procesos de masculinidades necesitan facilitadores acordes al mismo.

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    1. Efectivamente, hay que promover el sentido de coherencia ante estos procesos.

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  2. Gracias por la lectura, confiemos en crear reflexiones en otros colegas, saludos.

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